Las fibras naturales provienen de fuentes animales o vegetales, como la alpaca, el algodón, la lana, la seda o el lino. Son biodegradables, no dañan a los animales en su recolección y, en general, tienen un menor impacto ambiental. Por eso, se consideran las más sostenibles.
En cambio, las fibras sintéticas como el poliéster, el acrílico o el rayón se fabrican a partir del petróleo. Su producción genera residuos contaminantes y, al lavarse, liberan microplásticos que terminan en los océanos. Además, no son biodegradables, lo que agrava su impacto ambiental.
En Marita Cornejo, elegimos trabajar exclusivamente con fibras de origen natural. No solo porque son más respetuosas con el planeta, sino porque también ofrecen cualidades superiores: son resistentes, suaves, duraderas y se degradan de forma natural al final de su vida útil.